Antes, la premisa era evitar los errores. Hoy, cometerlos es visto como una oportunidad de aprendizaje. Por qué vale la pena perder el miedo a equivocarse, y cómo capitalizar la experiencia.
“El que hace se equivoca” dice el dicho popular. Y aunque posee sabiduría, debería agregar una segunda parte: “y aprende de la experiencia”. Porque es justamente esta última afirmación la que hoy empieza a moldear las culturas de las empresas.
Ahora bien, aun estamos un momento de transición, por lo que saber cómo lidiar con los errores en el trabajo no es nada fácil para muchas personas.
Y es que, aunque los errores son parte del proceso de crecimiento, culturalmente hemos aprendido a asociarlos con defectos de carácter, incompetencia o fracaso, cuando, en la mayoría de los casos, son simplemente una señal de esfuerzo y valentía.
Lo cierto es que el problema no es el error en sí, sino cómo reaccionamos ante él. Por eso, desde Talent Solutions queremos ayudarte a ver estos deslices de una manera más constructiva.
Errar y aprender
Cometer errores es parte de la vida. Quienes pasaron por la experiencia saben que no es agradable, y menos en los primeros momentos en los que uno toma consciencia sobre lo que sucedió.
En esos momentos, surgen la culpa, el miedo al qué dirán e incluso las dudas sobre las propias capacidades. Por lo tanto, lo primero que debes tener en cuenta es que un error es solo un punto dentro de toda una trayectoria.
Prueba de esto es que muchos profesionales exitosos han tenido sus propios contratiempos antes de convertirse en figuras importantes. Por ejemplo, la primera compañía de animación de Walt Disney quebró; y Steve Jobs fue despedido de Apple antes de liderar una de las mayores revoluciones tecnológicas de la historia.
¿Qué significa esto? Que equivocarse está claro que no es placentero, pero no es una experiencia a descartar. Todo lo contrario, es el momento de mayor concentración para poder aprender.
Gestionar, la clave
Como mencionamos más arriba, el problema no está en equivocarse, sino en qué se hace luego. No solo hay que aprender, sino también poder gestionar para llegar a una solución o, al menos, minimizar el impacto de lo que hicimos o decidimos.
Por eso, estas son algunas de las acciones que te ayudarán a transcurrir de la mejor forma los momentos posteriores al error:
- Asumir la responsabilidad: ocultar el error rara vez funciona, y siempre complica más las cosas. Lo mejor es rápidamente informarlo para que tu equipo o quienes están involucrados puedan ayudarte a contener las contingencias. Esto no solo te ayudará a evitar consecuencias más graves, sino que también te servirá para que la confianza que tus compañeros y líderes te tienen no se vea dañada.
- Pedir disculpas: es fundamental hablar con quienes se vieron afectados por la equivocación. También contarles qué estás haciendo para encontrar una solución y cómo te sientes.
- Buscar una solución: es importante que el resto del equipo y líderes te vean ocupado en encontrar el modo de minimizar el impacto. Esto te pondrá en una posición activa y mostrará tu resiliencia.
- Hablar con un mentor: estos momentos son ideales para ir con un mentor o alguien de experiencia dentro del área para que pueda darte su punto de vista, contarte si alguna vez le sucedió lo mismo y hasta quizá te ofrezca un modo de hacerlo mejor la próxima vez.
- Aprender de la experiencia: ya lo dijimos, pero es importante repetirlo: equivocarse es la oportunidad para aprender. No la dejes pasar.
Sin dudas, cometer un error pondrá a prueba todas tus habilidades, tanto las profesionales como las humanas, por eso aprender a gestionar los momentos posteriores te preparará para ser un mejor talento en el futuro.