Neurociencias y management: para qué se usan hoy y qué resultados ofrecen

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Publicado el 02/06/25

El poder basarse en la ciencia y en el conocimiento sobre el comportamiento humano da a las compañías nuevas herramientas para mejor su ambiente laboral y dar a los equipos una gestión más saludable.

Durante años, la gestión empresarial se apoyó en modelos clásicos de liderazgo, motivación y toma de decisiones. Pero en las últimas décadas, el avance de las neurociencias trajo una nueva mirada al mundo del management: la posibilidad de entender cómo funciona realmente el cerebro humano frente al trabajo, al cambio, al estrés y al aprendizaje.

Ya no se trata solo de intuiciones o teorías: hoy, las decisiones de gestión pueden apoyarse en evidencia científica sobre cómo piensan, sienten y actúan las personas dentro de una organización.

En este sentido, uno de los campos más desarrollados es el del liderazgo. Gracias a las neurociencias sabemos, por ejemplo, que el cerebro reacciona con mayor apertura y confianza cuando percibe seguridad psicológica. Esto respalda la importancia de liderazgos empáticos, con capacidad de escucha, y no autoritarios o amenazantes, que activan zonas cerebrales asociadas al miedo y la defensa.

Es por esto que, cada vez más, las empresas apelan al uso de las neurociencias, pues éstas ayudan a diseñar mejores estilos de liderazgo y a capacitar líderes que comprendan cómo generar contextos donde los equipos puedan desplegar su máximo potencial.

¿Hacia dónde vamos?

Otro aporte clave está en la gestión del cambio. Muchas transformaciones fallan porque subestiman una verdad básica: el cerebro humano tiende a resistir lo desconocido.

Comprender los mecanismos cerebrales de la resistencia, el hábito y la incertidumbre permite diseñar estrategias de cambio más efectivas, que contemplen tiempo de adaptación, refuercen los beneficios del nuevo escenario y acompañen emocionalmente a los equipos.

También las neurociencias se aplican en procesos de aprendizaje organizacional. Hoy sabemos que la atención sostenida, la emoción positiva y la conexión con experiencias previas son factores clave para que el cerebro incorpore nuevos conocimientos.

Las neurociencias permiten optimizar programas de formación, hacerlos más efectivos y diseñar entornos de aprendizaje alineados con el funcionamiento real de la mente humana.

Incluso en la toma de decisiones, la neurociencia aporta datos valiosos. Muchas decisiones no son puramente racionales: están influidas por sesgos, emociones y estados neuroquímicos. Comprender esto permite tomar medidas más conscientes, evitar errores sistemáticos y fomentar culturas en las que se valore tanto la lógica como la intuición bien entrenada.

Poder medirlo

En términos de resultados, las empresas que incorporan estas herramientas reportan mejoras en la calidad del liderazgo, mayor adhesión a los procesos de cambio, mejor clima laboral y aprendizajes más duraderos.

Además, con los programas que aplican neurociencias es posible medir esos resultados, tanto en el modo cuantitativo como cualitativo. Entonces, es posible avanzar sobre un terreno seguro, e ir aprendiendo de cada error cometido.

Pero, sobre todo, las neurociencias logran algo fundamental: poner a las personas en el centro, no solo desde un discurso humanista, sino con base en cómo realmente funcionamos como seres humanos.

Queda claro que las neurociencias no vienen a reemplazar la experiencia ni la intuición en el management, pero sí ofrecen un complemento poderoso. Porque entender cómo funciona el cerebro es, también, entender cómo potenciar a las personas.