Inteligencia Emocional: Cómo incrementarla y contagiarla al equipo

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Publicado el 14/06/23

Esta cualidad es una de las más valoradas en estos días, por eso vale la pena centrarse en cómo entrenar para usarla a nuestro favor.

En la actualidad hay muchas cualidades que los empleadores buscan en los nuevos talentos, y la inteligencia emocional (IE) es una de las más buscadas y valoradas. ¿De qué se trata? Es la capacidad de identificar y gestionar las emociones propias y las de los demás.

Tanto es así que la IE ha demostrado ser una cualidad altamente valorada para identificar a potenciales líderes, para detectar el espíritu empresarial dentro de las estructuras y para ver el futuro de la empleabilidad de los candidatos. Es más, quienes han obtenido el mayor puntaje en IE en algunos test fueron quienes demostraron tener mejores resultados en sus relaciones sociales y en la salud en general, incluso la mental.

Claro está que hay quienes tienen naturalmente una alta puntuación en Inteligencia Emocional, pero para quienes no es el caso, no deben quedar al margen dado que la IE puede entrenarse. ​Hay un punto que se debe resaltar: la IE es una combinación de diferentes rasgos de la personalidad, pero también tiene mucho de cultural y en esta parte se puede trabajar.

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Convertir el autoengaño en autoconciencia

La personalidad, y por lo tanto el IE, se compone de dos partes: identidad (cómo nos vemos a nosotros mismos) y reputación (cómo nos ven los demás). Para la mayoría de las personas, existe una disparidad entre estas partes, y esto hace que algunas personas ignoren los comentarios y se descarrilen. La autoconciencia real se trata de lograr una visión realista de las fortalezas y debilidades de uno y de cómo éstas se comparan con las de los demás. Por ejemplo, la mayoría de las personas califican altamente su propia IE, sin embargo, solo una minoría de esos individuos será calificado como emocionalmente inteligente por los demás. Una manera de sortear esto es realizar evaluaciones de IE que arrojen datos concretos.

Salir del enfoque propio e incorporar el feedback de otros

Prestar atención a las palabras de los demás equivale al éxito profesional. Un síntoma de tener baja IE es justamente no hacer esto, y optar por lo contrario: ignorar las opiniones y consejos de quienes los rodean.

El desarrollo de un enfoque centrado en los demás comienza con una apreciación básica y el reconocimiento de las fortalezas, debilidades y creencias individuales de los miembros del equipo. Las discusiones breves pero frecuentes con los miembros del equipo conducirán a una comprensión más profunda de cómo motivar e influir en los demás. Tales conversaciones deberían inspirar formas de crear oportunidades para la colaboración, el trabajo en equipo y la creación de redes externas.

Ser agradecido y amables en el trato

Cuando uno tiene buenos modales, es sociable y brinda colaboración a colegas y compañeros tiene mucha más empleabilidad, pero también denota tener una alta IE. Estas personas tienden a ser cooperativas, amistosas, confiadas y desinteresadas. En cambio, del otro lado de la moneda están los cautelosos y críticos, quienes prefieren el conflicto. Pero éstos últimos suelen ver cómo se erosionan rápidamente sus relaciones y vínculos.

Enojo bajo control

La pasión y el entusiasmo intenso pueden cruzar fácilmente la línea para convertirse en mal humor e irritabilidad cuando hay presión. En el mundo de los negocios, quienes se sienten particularmente decepcionados o desalentados cuando surgen problemas no son bienvenidos en los roles de toma de decisión. Quienes sufren y caen ante la presión y se vuelven temperamentales deben ponerse a trabajar para detectar qué situaciones los hacen reaccionar más rápido para prever esos momentos y tener a mano ejercicios de relajación para sostener la calma.