Los primeros días en un nuevo trabajo pueden ser desafiantes, pero se vuelven más fáciles y divertidos cuando alguien ya experimentado funciona como una guía cultural y de los espacios.
Cuando alguien ingresa a una organización, no solo empieza un nuevo trabajo: comienza a transitar una etapa que puede definir su experiencia laboral, su nivel de compromiso y hasta su permanencia en la empresa. Por eso, el proceso de onboarding debe pensarse como una experiencia humana. Y dentro de ese proceso, el body program se está consolidando como una de las herramientas más efectivas para que esa primera etapa sea cercana, cálida y significativa.
Pero, ¿qué es un body program? En Manpowergroup te lo contamos. Este es ni más ni menos que tener un compañero que funcione como guía: el que cuenta dónde está la máquina de café y cómo funciona hasta el que te presenta con los líderes de otras áreas. Y, por qué no, ese que no te deja solo en el almuerzo, por lo menos durante los primeros días.
A diferencia del rol formal del líder o el mentor, el body program cumple una función más horizontal y cotidiana: ser un punto de referencia accesible para resolver dudas prácticas, explicar dinámicas informales, compartir buenas prácticas y ayudar a comprender la cultura organizacional desde adentro.
Esta figura cumple un rol clave: reduce la incertidumbre, acelera la integración y fortalece la confianza desde el primer día. Porque no es lo mismo llegar a un nuevo entorno sin conocer a nadie, que hacerlo sabiendo que hay alguien que te está esperando y que te va a acompañar.
El onboarding es el proceso de adaptación inicial de un nuevo talento a la organización. Incluye instancias como la inducción institucional, la capacitación en herramientas, el acceso a los sistemas y la presentación del equipo. Pero muchas veces, lo que más cuesta no es lo formal, sino lo informal: entender los códigos de comunicación, saber a quién preguntarle algo, cómo se coordina un café con un colega, o incluso cómo se gestionan las reuniones internas.
Ahí es donde el body program hace la diferencia, porque acompaña en esos detalles que no están en ningún manual, pero que son fundamentales para sentirse parte. Puede explicar con empatía cómo se organizan las tareas, qué canales se usan para qué tipo de mensajes, cómo funciona la dinámica del equipo y hasta dar consejos simples que facilitan la adaptación.
Además, muchas veces el body es la primera relación genuina que el nuevo talento establece dentro de la empresa, lo cual refuerza la sensación de pertenencia desde el principio.
Diseñar un body program que genere impacto
Para que el body program sea realmente efectivo, no basta con “asignar a alguien al azar”. Tiene que estar bien pensado y alineado con los valores de la organización. Lo ideal es que sea alguien con predisposición, empatía y compromiso. No necesariamente un líder, pero sí alguien que conozca bien la cultura interna y pueda transmitirla con entusiasmo y responsabilidad.
Además, conviene definir una duración sugerida para el acompañamiento (por ejemplo, el primer mes), establecer instancias de encuentro regulares y brindar ciertas pautas básicas para ambos roles (el que ingresa y el que acompaña). Algunas organizaciones incluso capacitan a sus bodies antes de que empiecen, o les ofrecen una guía práctica con ideas para facilitar el acompañamiento.
El beneficio es mutuo: quien llega se siente cuidado, contenido y orientado; y quien acompaña, muchas veces, fortalece sus propias habilidades de comunicación, liderazgo e influencia positiva dentro del equipo.
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