En el mercado ya existen diferentes tipos de modelos Cloud. En Experis te contamos cuál conviene según la actividad de cada empresa.
Seguramente ya usaste el término Cloud o Nube en más de una conversación. Incluso, sabes que la nube modificó la forma en que ciertas aplicaciones funcionan y hasta que han variado los costos de almacenamiento. Pero, qué es en realidad la Nube.
Para entenderla debemos partir del concepto de servidor, que no es más que una gran computadora en la que las empresas almacenaban información y utilizaban para ejecutar sus programas. El detalle es que tal como con las portátiles domésticas, en esos servidores tampoco se usaba el 100% de su capacidad.
Ante ese escenario, algunos se dieron cuenta de cómo aprovechar esa capacidad disponible “engañando” al servidor físico y creando otros virtuales. Entonces, si esto lo haces con cientos de servidores ubicados en un data center, es cuando se crea la Nube.
Ahora bien, hay tres variables de estas Nubes:
Mientras la primera ofrece un control total sobre la información, también implica mayores costos y que el mantenimiento y equipamiento corran por cuenta de la compañía. Por su parte, la segunda permite ahorrar gastos y da una agilidad casi instantánea para implementar software nuevo o ampliar el almacenamiento, proporcionando dinamismo al trabajo.
Por último, la nube híbrida trae todos estos beneficios. Aquí la clave es analizar correctamente las necesidades del cliente y diseñar un plan eficiente en cuanto a privacidad de los datos, disminución de los costos, pero también en la agilidad que se gana.