Muchos de estos profesionales vienen de trabajar de modo independiente, por eso la primera impresión que se lleven de la empresa y el equipo será un momento clave para su desarrollo.
Con la escasez de talento retando a la mayor parte de las organizaciones, incorporar talentos TI es uno de los grandes desafíos de muchas empresas. Entonces, cuando logran dar con ese candidato que tanto estaban buscando, que concentra tanto las habilidades técnicas como humanas, lo que más quieren las compañías es que se adapten bien y rápido.
Es en este punto que empieza a jugar el diseño del onboarding. En esa primera etapa no solo define la adaptación inicial del nuevo colaborador, sino que impacta directamente en su motivación, su productividad y, muchas veces, en su decisión de permanecer o no en la empresa. Es por eso que desde Experis consideramos que la bienvenida es una inversión estratégica para fidelizar a tus nuevos colaboradores desde un inicio.
A diferencia de otros perfiles, los talentos TI suelen incorporarse a proyectos dinámicos, con tecnologías específicas, metodologías ágiles y equipos multidisciplinarios. Llegan con muchas expectativas y también con cierta presión por empezar a aportar valor rápidamente.
Entonces, un onboarding desordenado, improvisado o excesivamente burocrático puede generar frustración desde el inicio.
Por eso, es fundamental que el nuevo talento TI cuente desde el primer día con:
Cuando el onboarding está bien planificado, los nuevos talentos no solo entienden rápidamente su rol, sino que empiezan a sentirse parte del equipo desde el primer día.
Si bien es clave que el talento TI entienda pronto los proyectos y las tecnologías que va a utilizar, hay un aspecto igual de importante: la integración cultural. Las personas quieren saber para qué hacen lo que hacen, cuál es el propósito de su trabajo y cómo impacta en los objetivos de la empresa.
Por eso, el onboarding no debería limitarse a lo técnico. También debe incluir:
Este tipo de abordaje integral ayuda a que el talento TI no solo "trabaje bien", sino que tenga sentido de pertenencia, compromiso y conexión con la organización.
Además, no hay que olvidar que el aprendizaje continuo es parte del ADN de estos perfiles. Incorporar desde el inicio un plan de desarrollo profesional, ofreciendo capacitaciones, certificaciones o mentorías, es un gran incentivo para su permanencia y su crecimiento dentro de la empresa.
Queda claro, entonces, que un buen onboarding TI no es un trámite administrativo: es el primer gran paso para construir una relación sólida entre el talento y la empresa.
Cuanto mejor sea esa experiencia inicial, más rápido podrá aportar valor, más comprometido estará con los objetivos del negocio y mayores serán las chances de retenerlo a largo plazo en un mercado donde el talento tecnológico es cada vez más escaso y codiciado.
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